Un informe interesante para conocer más sobre esta especie de topos que encontramos en nuestro habitad
Este género se distribuye entre Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Perú y habita un amplio rango de ambientes (desde dunas costeras de suelo arenoso, hasta pastizales de altura de suelo compacto)
https://www.iimyc.gob.ar/iimyc/es/2018/07/11/los-tuco-tucos-habitantes-ocultos-de-las-dunas/:
Los roedores constituyen el orden más diverso y abundante dentro de los mamíferos neotropicales, distribuyéndose a lo largo de una gran variedad de hábitats. Particularmente, los “tuco-tucos” (nombre que proviene de su vocalización territorial, la cual es similar a un golpeteo “tuc-tuc-tuc”), pertenecientes al género Ctenomys (relacionado con las maras, carpinchos, vizcachas, cuises, entre otros), han “conquistado” el ambiente subterráneo. Se los conoce, además, como topitos, ocultos, tunduques o tucu-tucus y se sabe que constituían unos de los principales alimentos de los pueblos originarios de la Patagonia continental e insular (Pampas, Tehuelches, Onas) y proporcionaban materias primas (como pieles) para elaborar diversas manufacturas (ej. confección de bolsas, cojines, capas). Hoy en día se sabe para algunas especies (ej. C. talarum, C. minutus, C. mendocinus) que su presencia puede tener efectos significativos sobre la composición y dinámica de la vegetación, así como también sobre las propiedades del suelo. Esta influencia sobre distintos aspectos del ecosistema en el cual habitan permite definirlos como bioingenieros ecosistémicos
Este género se distribuye entre Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Perú y habita un amplio rango de ambientes (desde dunas costeras de suelo arenoso, hasta pastizales de altura de suelo compacto). En la provincia de Buenos Aires, se destaca la presencia del tuco-tuco de los Talas (C. talarum) y el tuco-tuco de las dunas (C. australis), ambos asociados a medanos costeros, así como el tuco-tuco de Porteus (C. porteusi), el tuco-tuco de Azara (C. azarae) y el tuco-tuco chasiquense (C. “chasiquensis”), asociados a médanos y ambientes arenosos continentales.
Es importante destacar que estos roedores no han sido identificados hasta el momento como vectores de enfermedades y que además, muchas especies se encuentran críticamente amenazadas debido a la fragmentación de su hábitat por acción del hombre (por ejemplo, al avance de cascos urbanos, uso agrícola-ganadero de la tierra).
Más allá de su importancia científica, la conservación de esta increíble y sorprendente especie animal, constituye un objetivo prioritario para todos los que amamos la naturaleza.
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Estos roedores adaptados a la vida subterránea, poseen características morfológicas, fisiológicas y conductuales particulares que los definen como un excelente modelo de estudio para diversas investigaciones científicas.
Detalle de los incisivos superiores.
Su tamaño puede variar entre 100-1000 g y los machos son de mayor tamaño y más agresivos que las hembras, por las cuales compiten formando harems. Actualmente se conocen cerca de 60 especies, todas sudamericanas. Su dieta es herbívora generalista, alimentándose principalmente de pastos.
Las líneas de investigación son muy diversas e incluyen temas como la fisiología, distribución, comportamiento, aprendizaje, anatomía e historia evolutiva de los mismos, entre otras.
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